sábado, 5 de mayo de 2012

Tan solo despedirme.

No encuentro la manera de decir adios, Rilke nos dejo en su lecho un poema donde la madera de la vida alimenta la hoguera de la parca, y donde el dolor de su enfermedad convertia su bondad en ira, me gusta pensar que no ha sido asi, y me escudo en el desconocimiento para pensarlo.

Quiero pensar que la vida a la que tanto te agarraste se te escurrio entre los dedos suavemente y despacito, que te apagaste sin hacer ruido, dejaste atras el ruido sordo del bullicio familiar, que siempre se reunia en el salon, que te despediste a tu manera de todas aquellas manos que no eran tuyas que te
acompañaron hasta el final. Quiero pensar que abrazaste la muerte como una amiga como el merecido descanso de una vida, donde al final no quedo nada por hacer, no dire que envidio tu marcha pero desde luego tu camino nos sirve de ejemplo a todos tus nietos, que recordamos esa version tan paternalista y bromista de ti, que acomodado en tu sillon bajo un sol de estio bromeaba sobre nuestro estilo o recitaba refranes a los que la vida tendra que darles significado.

Hoy te decimos adios, entre lagrimas y fuego, hoy mantenemos la compostura entallandonos los unos en los otros, hoy recuerdo tu vida y derramo en estas letras todo lo que no he querido llorar hoy.

La vida es muy ingrata, pero almenos Don Jose, tu familia mas que numerosa agradece todo lo que diste por nosotros, y mi persona en particular se agarra al recuerdo de aquel hombre que con ochenta y tantos quiso aprender a navegar en internet.

Don Jose, Abuelo, asi como un largo dia de trabajo nos da un merecido descanso, una vida bien vivida nos da una placida muerte. Hoy el sol se pone, llega la hora de dormir abuelo, los que nos quedamos mantendremos viva tu historia.

Hasta siempre.

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