Abrió la puerta vestida para la guerra, falda de colegiala y corsé blando que entallaba si cabe mas su figura, armada hasta los dientes con unos ojos lascivos que destilaban deseo, y unos labios que podían hacer hervir la sangre de cualquier inocente varón que herido de inconsciencia se dejara llevar por ellos..
La razón corría derrotada huyendo del instinto, mis manos se abalanzaron sobre ti, ya había olvidado tu nombre cuando con la mano sobre tu garganta te empotre contra la pared, querías jugar a juegos de mayores, y lo haríamos a lo grande, me lance sobre tu cuello disfrutando el sabor de tu cuerpo joven, notando como se te aceleraba el pulso. En un irreal intento de escape fingías forcejear tan solo por sentirte pequeña, tu corta huida termino contra el espejo del pasillo, pero esta vez mi brazo te obligaba a derramar tu aliento sobre el... La fuerza de nuestros juegos aumentaba, tu luchabas por escapar yo por retenerte mientras batallaba con cada uno de los cierres de tu ropa para liberar tu piel.
El continuo roce de dos cuerpos suplicando un orgasmo, cada centímetro de ti pedía consuelo, y yo juez y verdugo, decidí que este juego habría de llevarnos a la locura, ya perdí la noción de quien llevaba a quien en este baile. Lamias el aire mientras yo jugaba con tus pezones entre mis dedos, arañabas mi cabeza, ansiosa, guiándola bajo tu falda( tu única victoria ¿O no?), tan solo para recibir un terrible mordisco en el interior de tu muslo, mezcla de placer y dolor que te doblega.
Me mirabas desde el suelo, maliciosa...
Quiero que me folles a cuatro patas.- decías mientras buscabas ansiosa algo bajo tu falda...
Aquella noche fuimos dos animales de ciudad por fin libres a los placeres del cuerpo, perdimos la cuenta de las horas, y a la mañana solo nos quedaba lamernos las heridas...
Ayose'11
