martes, 25 de marzo de 2008

Lo futil del empeño

Habia un jardin bastante grande, lleno de flores en pulcros y ordenados arriates. Parecian muy bien cuidados por alguien que hubier comprendido que plantar flores en un sitio como aquel era una buena idea, como lo habría sido, durante una oscura noche de invierno, encender una velita en el rincón de un lúgubre castillo situado en medio de un brumoso páramo.


*Extracto el patetico libro "El niño con el pijama de rayas"... Si alguno pensaba leerselo , que no lo haga, dios que malo que es.

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